Carlota sofocada por la presencia del cuadro de su bisabuela, decidió salir a dar un paseo sola a las calles de Venecia. Pensó que era imposible perderse entre aquellas calles.Su tía debía escribir un articulo para una revista llamada Casanova y se quedo en casa. Empezó a caminar sin rumbo fijo, y pronto llego a una plaza, en la que solo había algunos venecianos con grandes paquetes, que contenían vestidos para los carnavales.
Encontró en un lateral un escultura ecuestre que le parecía haberla visto ya, así que se acercó al pedestal y se trataba de condoterio Colleoini. En seguida recordó a un profesor de sociales de 3 ESO del que todas las alumnas estaban enamoradas. Quiso verla mejor, y se fue alejando hacia atrás, y de pronto se tropezó con alguien y hizo que se le cayera la carpeta de la que salieran volando hojas de papel. Una de ellas acabó en el canal, era una partitura, y le pidió a un gondolero que la cogiera. Al tenerla de nuevo se fue rápidamente junto con un violín. Carlota no pudo verle la cara, pero había escuchado su voz.
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