Carlota nunca consiguió tocar el piano, ella tocaba la guitarra, aunque lo que mas le hubiera gustado era tocar el piano. Carlota vivía en un pequeño piso en el centro de Madrid. Su madre había invertido parte de la herencia por parte de su abuelo en un negocio que fracaso por la mala administración, y por lo tanto no tenia el dinero suficiente ni mucho menos espacio para poder comprar un piano. Así que cuando vio el piano en casa de su tía, pensó que podría aprender a tocarlo, pero mas tarde descubrió que Ángela tampoco sabía tocarlo, a pesar de que cuando eran pequeñas a ella y a la madre de Carlota le daban clase dos veces por semana. La madre de Carlota aprendió y muy bien, pero sin embargo Ángela terminó odiando a la profesora, pero siguió conservando el piano como elemento decorativo. Además, siguió explicando que dos veces por semana iba un joven músico a tocarlo, que dice que el piano tiene un sonido particular. Ángela lo conoce desde que era un bebé y siempre estuvo fascinado por el piano. Venia los martes, y se llamaba Ferrando, le contó su tía a Carlota, pero ella rápidamente cambió de tema y comenzó a hablar de la bisabuela. El piano era suyo, ella amaba la música, ademas del palacio, que después de morir la madre de Carlota y sus primos vendieron su parte, menos ella, Ángela. Carlota quiso seguir hablando del tema, y dijo que quería ser como su bisabuela, pero Ángela le dijo que no seria posible porque no se parecían ni físicamente ni sabia como era su bisabuela. Pero algo tenían en común, y era el nombre, la bisabuela se llamaba Carlota.
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